¡Por fin ha llegado el día de reyes!
Ese maravilloso día en el que los niños preparan vasos de red bull leche para los camellos, se acuestan tarde, levantan a todo el barrio temprano y bajo el cuadro de marianito el chocolatero árbol de navidad, encuentran los regalos que les han dejado los reyes.

Momentos de emoción y nerviosismo a partes iguales, recorren el cuerpo de ese pequeño ser que se dispone a abrir cajas de ilusión que le va a durar los dos primeros días o hasta que se lleve sus regalos al cole y los llene de plastilina (cualquier parecido que pueda existir con la realidad es pura coincidencia).

Los padres, sedientos de café debido al poco o inexistente descanso de la noche anterior (razones aun desconocidas), arrastran sus alpargatas hasta unas cajas extrañamente familiares. Ha llegado el momento. Se aceleran las pulsaciones y la garganta genera algún tipo de mutación que hace que los chillidos se conviertan en berridos guturales. Es la magia de estas fechas.

Primer regalo: Un scalextric. Si, amigos, un bonito y maravilloso scalextric. ¿Quién en mi época no hubiera flipado con semajante regalazo? Creo que nadie quedaría exento de sentir esa emoción al recibir una pista ovalada con las que hacías carreras que no llegaban a ninguna parte. Es curioso que nos podíamos tirar horas, días, meses y años mirando a aquellos coches escala 1:21 dando vueltas y vueltas en el cicuito decorado con fichas de lego para darle un toque más profesional.
Pero no, las caras dicen que algo va mal. Más concretamente dicen que en la carta ponía iPad Air 2 y muchas monedas de oro en el Real Racing 3.
Es lo que tiene que los reyes tengan más de 2000 años, que no están al tanto de las últimas keynotes de Apple. Malditos saltos generacionales.

Segundo regalo: Es una caja roja, cuadrada y con un lazo amarillo (¿menudo tópico, no?). Dentro, un pack de Blueray en el cual pone: SAW: THE COMPLETE COLLECTION. ¡¡Bien!! ¡¡Por fin un regalo acertado!! ¡¡Gracias Reyes!! ¡¡Gracias Reyes!! ¡¡Gracias Reyes!! ¡¡Gracias Melchor!! ¡¡Gracias Gaspar!! ¡¡Gracias Vaasaltar, ocomosediga!! El pequeño emite ese maravilloso berrido gutural, rozando la técnica vocal de uno de sus grupos favoritos. Una auténtica pena que, momentos después, al introducir ese preciado tesoro en el reproductor, se diese cuenta de que en realidad eran vídeos de Pepa Pig. El niño solo piensa una cosa. Un pensamiento que va acompañado del hastag #ReyesGoHome.

Y así va avanzando una lista de regalos que, a ojos del niño, es bastante pobre. 57 regalos y a cada cual más malo. ¿Por qué se portan tan mal los reyes no cumpliendo los deseos de un niño ilusionado de 10 años? La vida es injusta, pero esto no se va a quedar así.

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Bueno, esto era sólo una pequeña reflexión del cambio tan drástico que hemos pegado en, relativamente, poco tiempo. Un cambio orientado al egoísmo, a la exigencia de lo que no nos ganamos y al endurecimiento del corazón. No echemos todas las culpas a la televisión, a los colegios, a la sociedad o a las nuevas tecnologías. Recordemos, que antes que todo eso, va la educación y la disciplina. Dejo la pelota en el campo de cada uno a modo de reflexión.

Atte.

Wicket Wystri Warrick, un Ewok que fué egoísta y exigente. Un Ewok reflexivo.

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